La palabra: ese cuerpo hacia
todo.
La palabra: esos ojos abiertos.
La palabra: esos ojos abiertos.
Roberto Juarroz
He estado
buscando palabras para hilvanar un seno cálido
Palabras que no
se resbalen huidizamente, sino que tengan cierto coraje de ser dichas, de
mirar, de ser ojos.
Palabras ojos,
que tengan dientes, pero sólo muerdan cuando es imprescindible.
Y sé que no
puedo pedirles lo imposible, porque lo imposible nos habita.
Me estiro sólo
con mi piel, en esa arena cálida de la tibieza para sentir que estoy viva y
pienso, que el tiempo es una trampa que nos apresa sin máscaras, para
envolvernos en tediosas confusiones.
Como diría
Pessoa, nada vuelve, ni la primavera, porque todo es real.
Quiero enhebrar
palabras que disputen las ceremonias de bienvenida.
Eso, tal vez.
Que el año a transcurrir,
nos deje estirar sobre sus senos generosos, abrace nuestras frágiles
humanidades y nos ame.
Nos deje
habitar en su mirada negra de piel negra.
Navegar por sus
ríachos rojos de sangres voluptuosas.
Gozar entre sus
sexos indescifrables.
Llorar entre lo
que ya no existe.
Celebrar la
vida, con ejércitos de pestañas combatientes.
Tomar la
palabra para nombrar el mundo.
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