sábado, 5 de enero de 2013

Sojourner Truth / ¿Acaso no soy una mujer?



Sojourner Truth (1797 - 1886)

Nació como Isabella Bomefree (convertido en Baumfree más tarde) en 1797 en Ulster County, estado de Nueva York, en el seno de una familia de esclavos con 13 hijos. Sin embargo no pudo convivir con sus hermanos, puesto que todos fueron vendidos como esclavos a muy corta edad, al igual que ella. Los amos de sus padres eran la familia Hardenbergh. En su vida, Isabella tuvo 5 dueños distintos, hasta el 4 de julio de 1827, cuando la esclavitud se abolió en el estado de Nueva York:
- En 1806 fue vendida a los Neeley (junto a un a rebaño de ovejas), por 100 dólares.
- En 1808 a los Shriver por 105 dólares.
- En 1810 a los Dumont por 300 dólares.
- En 1828 a los Van Wagener, quienes compraron a Isabella y a su hija Sophie para liberarlas
Isabella habló solo holandés hasta que a los 11 años tuvo que aprender forzosamente inglés al ser vendida a un nuevo amo. Jamás se desprendió de su acento holandés y jamás aprendió a leer ni escribir en ninguno de los dos idiomas.

 En 1817, Isabella se casó con otro esclavo, llamado Thomas, con quien tuvo hijos. Dumont, su amo por aquel momento no tenía ninguna intención de liberarla a pesar de la ley del estado de Nueva York que pretendía abolir la esclavitud en el año 1827; Isabella huyó y encontró refugio en el matrimonio Van Wagener quienes la compraron para liberarla. Fue entonces cuando Isabella se metió de lleno en un mundo espiritual que le cambió la vida: desde ese momento Isabella aseguraba que podía comunicarse directamente con Dios.
En esa misma época Isabella protagonizó otro capítulo que la iba a hacer ganarse un nombre en la historia: fue la primera mujer negra en la historia de Estados Unidos en ganar un juicio a un hombre blanco. Llevó a juicio a un terrateniente blanco del estado de Alabama por haber comprado ilegalmente a su hijo Peter. Y sorprendentemente ganó el caso con la ayuda de un buen abogado.

Después de eso se mudó a la ciudad de Nueva York con su hijo Peter recién recuperado de la esclavitud, y se unió a Elijah Pierson, extraño personaje que se hacía pasar por profeta y que reunió a su alrededor a varias personas de características místicas y poseedoras de una fe extrema, como Isabella. otro iluminado llamado Mathias se unió al grupo y juntos formaron una comunidad religiosa en la ciudad de Sing Sing en el suroeste de Nueva York. Corría el año 1833. En esos años nuestra protagonista se vió envuelta en varios asuntos turbios: finalmente el mesias Mathias fue acusado del asesinato del Profeta Elijah Pierson, e Isabella fue acusada de cómplice. Los Folgers, otros miembros del grupo religioso la acusaron de intentar envenenarlos. Fue declarada inocente en el caso del asesinato de Pierson y una vez más rompió barreras legales al convertirse en la primera mujer negra en poner un juicio por perjurio a personas blancas (los Folgers) y además ganarlo!
 Después de esos encontronazos con la justicia, Isabella se vuelve a mudar a la gran ciudad y vive sirviendo en una casa acomodada. Su hijo Peter, después de una adolescencia tormentosa, se convierte en marino y marcha a trabajar en un barco ballenero. En 1843 Isabella decide que su misión en el mundo es predicar la palabra de Dios y decide dedicarse a esa tarea, al mismo tiempo que cambia su nombre por el de Sojourner Truth. Con la palabra de Dios como bandera, Sojourner viajó por todo el este de Estados Unidos, sobreviviendo como podía hasta que decidió unirse a la Northampton Association, una comunidad del estado de Massachussets y fundada en las ideas de la igualdad y la libertad. Ahí Sojourner conoció a otras figuras esenciales en la lucha por la igualdad, como Frederick Douglass. Eran tiempos donde el tema de la esclavitud estaba muy candente en los Estados Unidos, y la lucha se hacía necesaria pero muy complicada. Por eso hacían falta personas como truth, quien durante las década de los 50 se dedicó a dar charlas y discursos contra la segregación. Viajó hacia el oeste del país, donde conoció a muchas mujeres envueltas en la lucha a favor de los derechos de las mujeres y del abolicionismo. Entonces su lucha se duplicó: se dió cuenta que no sólo lo tenía difícil por ser una antigua esclava de color sinó también por ser mujer, ya que eso le impedía votar y participar en los cambios del país.
Uno de los discursos de Sojourner Truth más apreciados y recordados fue el que pronunció en 1851 en la Convención de Derechos de las Mujeres en Akron, Ohio. Aunque no existe un registro de ese discurso, varios testimonios que lo escucharon han dejado sus impresiones en artículos, libros, etc. La frase "Ain't I a Woman" (¿Acaso no soy una mujer?) pronunciada por Truth en ese discurso se ha convertido en un lema para la lucha de los derechos de las mujeres. Uno de los testigos de esa convención lo transcribió años después de este modo:
"A esa convención acudieron varios ministros que no disimularon sus opiniones sobre la superioridad del hombre respecto a la mujer, despertando agitación entre las mujeres presentes. De repente, Sojourner se dirigió al estrado para hablar, y en su tono de voz fuerte y con ese peculiar acento que la caracterizaba habló: Ese hombre dice que a las mujeres hay que ayudarlas a subir a los carruajes, y que hay que ayudarlas a pasar los charcos, y hay que cederles siempre el mejor puesto. A mi nadie me cede el mejor puesto. ¿Acaso no soy una mujer? Miradme! Mirad mis brazos! He labrado, le plantado y he cavado con mis propios brazos. Y ningún hombre me ayudó. ¿Acaso no soy una mujer? Puedo trabajar tanto como un hombre, y puedo comer tanto como un hombre (cuando consigo comida, claro) y he soportado también los latigazos. ¿Acaso no soy una mujer? He dado a luz a hijos y he visto como han sido vendidos como esclavos y cuando he gritado como una madre, solo Jesús me ha escuchado. ¿Acaso no soy una mujer?
Las mujeres del público aplaudían y animaban a la ponente. Ella continuó:
Él habla de eso que tienen en la cabeza, ¿cómo lo llaman?
Intelecto, contestó una de las mujeres del público.
Eso es, chica, eso es. ¿Qué tiene que ver el intelecto con los derechos de las mujeres o con los derechos de las personas de color? Si en mi copa cabe medio litro y en la tuya cabe sólo un cuarto, ¿no me dejarías a mi tener mi copa media lleno? No tengáis miedo de que tomemos más derechos de los que nos pertocan, cogeremos los derechos que quepan en nuestra copa.
Ese hombre de ahí dice que las mujeres no podemos tener los mismos derechos que los hombres porque Cristo no era una mujer. ¿Y de dónde vino Cristo? Cristo vino de un Dios y una mujer, ningún hombre tuvo nada que ver en su creación! Si la primera mujer que Dios creó fue capaz de poner el mundo patas arriba, todas estas mujeres juntas pueden ponerlo patas arriba y volverlo a poner en su lugar, así que ahora que os lo están pidiendo, hombres, será mejor que las dejéis hacerlo.
En esa misma década, Sojourner publicó una autobiografía que tuvo buena acogida. Ese libro y sus frecuentes y exitosos discursos a lo largo y ancho del país le ganaron una reputación y unas ganancias que ella invirtió en una casita en Battle Creek, Michigan. Durante los años 60 del siglo XIX, con ocasión de la Guerra Civil Americana, Sojourner visitó a las tropas para ofrecerles su apoyo, también consiguió reunirse con el presidente Abraham Lincoln en 1864 y trabajó en el estado de Virginia ofreciendo sus consejos a esclavos negros recién liberados.
 Después de la Guerra, Sojourner siguió luchando a favor de la integración de las personas de color. Muy significativo fue su trabajo en la ciudad de Washington, donde encabezó todo tipo de protestas después de romperse un brazo al caer de un tranvía del que fue arrojada por el propio conductor por ser negra. Siguió muy activa hasta casi los últimos momentos de su vida, cuando ya su salud se resintió y no le permitía seguir con ese ritmo de viajes y apariciones públicas. Se retiró a su casa de Battle Creek, donde murió el 26 de noviembre de 1886 con casi 90 años de edad.




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